sábado, 22 de noviembre de 2008

EN LA FRONTERA


Se miran, reconocieron lo más oculto de sus mentes solo con los ojos. Ella sentada en el sofá tomando una cerveza helada y la otra viniendo con un Martini casi atropellándola, no fue su culpa en realidad, había demasiada gente así que no quedaba mucho espacio para moverse. La amiga en común de ambas chicas celebraba el cumpleaños más cargado de la historia. Se conocen desde hace tiempo, juntas en fiestas, en discos, en pubs, ambas con parejas, Camila con su novia de años, Marc con la de turno, a veces solas, siempre conversando sobre los temas más disímiles, pero ese día en particular otro tipo de reconocimiento era manifiesto. Marc (Nombre y apariencia van de la mano) se sienta al lado de Camila y la mira, solo le ve, Camila ruborizada hasta el máximo, siempre le turbó la insistencia de unos ojos sobre ella, a pesar de ser una chica extremadamente extrovertida hay cosas que simplemente le superan, y que la miren fijamente es una de estas.
Conversan, Camila saca un tema cualquiera, un poco por el deseo de conversar con Marc, (Conversación que siempre le motivó) y un poco para verse libre de aquella mirada silenciosa y escrutante, las miradas acompañadas de palabras son más manejables para ella, porque como interlocutora se gana el premio del “Loro Dorado”.
Ríen, y mientras hablan y ríen hay roces inevitables, un pierna contra otra, una mano en un hombro, aquella sutileza las embriaga y las sacude como un huracán en pleno desierto. Camila no se lo explica, siempre se encontró tan a gusto con Marc, incluso aun cuando su pareja existía compartía con ella sin ningún tipo de energía que no fuera la social, Marc pues era otra cosa, para Marc siempre significó algo más, cosa que Camila supo un poco más avanzada la charla.
Ahora es distinto, ahora Camila siente una sacudida interna que le confunde, hace unas pocas semanas rompió con su novia por cuestiones que no vienen al caso discutir y jamás pensó que fuera a encontrar justamente en Marc algún otro deseo que no fuera el de la común plática, ahora sin embargo ella estaba experimentando otro tipo de electricidad, electricidad propiciada un poco por la mirada diferente e insaciable de Marc. Suele suceder, a veces algo nos tiene que catalizar, muchas otras pasamos por delante de alguien una y otra vez sin darnos cuenta o sin tan siquiera ver por el lado de quien pasamos, pero cuando las señales son obvias uno cambia la óptica inevitablemente.
Marc le dijo muchas cosas ese día, cosas que tenía atragantadas y que si aun no había dicho era por acato a su estatus de compromiso, y a que además no quería mansillar ni ensuciar un grupo en donde la integridad primaba y el respeto mutuo caracterizaba a todos. Ahora, claro, era diferente, Camila estaba sola y no había suciedad o irrespeto en eso, no podía seguir ocultando aquel sentimiento que le estaba quemando la garganta y el alma, ya no podía más.
Camila le escucha y mientras más habla Marc más su corazón acelera el ritmo, está nerviosa, uno porque no se esperaba esto y otra porque… aun no lo sabe bien.
Le atrae sí, nunca lo percibió pero le atrae, sus maneras, sus gestos de niño-niña medio indefinido, niño al caminar, al vestir, al mirar, niña de alma y de delicadeza interna, de palabras tiernas; niño por fuera, niña por dentro; es algo que le eleva la sangre de una manera intensa, inexplicable. Siempre se sintió atraída por este tipo de chicas, incluso fue pareja en su mayoría de chicas como Marc, pero con una amiga no, nunca le sucedió, y tal vez por eso era más intenso aun, se conocían, se percibían, se sabían, siempre se supieron. Era como estar en la frontera, entre atracción y amistad, sentimiento encontrado que también le asustaba un poco. Camila nunca fue de darse por completo, pero con Marc siente la necesidad de darse y esto le atemoriza, a Camila no le agrada sentirse vulnerable ante nadie pero con Marc tiene el alma completamente al desnudo, Marc la conoce, sabe como piensa y lo que piensa, siempre tuvieron esa conexión, Marc simplemente la interpreta.
Ella sabe que Camila teme, le agarra la mano y solo le dice – Yo también – Camila sonríe, no le extrañan estos tipos de traducciones mentales cuando se trata de Marc, se acercan, la respiración apremia… se besan, se besan como si nadie más existiera en aquella sala, se besan mientras cuatro manos recorren dos rostros, como si no pudieran creer que están entrelazadas, una frente a otra, labio a labio, corazón y alma.
Se escabullen, no ven a nadie, nadie las ve, van la azotea, encima de todos y del mundo y se tumban solo con la noche como escenario, la única luz: la media Luna, el manto: sus propias pieles.
Se desgarran, Marc la toma como si se le fuera a escapar, la aprieta con su cuerpo, con rudeza y delicadeza a la vez, con desesperación cuando la piel de Camila se le muestra brillante ante aquella luz tenue, cuando toca aquella suavidad, su perfume, a Marc le enloquece su perfume, le dice al oído, Camila vuela.
Marc la posee, la posee como si no pudiera saciar nunca su apetito, la posee su boca, su carne, entra y sale de ella como si se le fuera la vida en ello, y Camila se deja, se entrega a todo tipo de posesiones, ella sabe, sabe muy bien como llevar a Camila a la levitación de todos los sentidos, se vuelven una, fundidas en piel, diluidas de sudor, se avecina la tormenta y viene, se vierten como un torrente de catarata, los gritos y gemidos asustan a las palomas que salen volando como haciendo gala de aquel acto, jadean, se besan, ríen, se abrazan y duermen, quedando así por algunas horas aun entrelazadas, aun fundidas en carne.
Hoy, Camila no tiene suficientemente claro lo que vendrá, Marc esta segura pero le deja su espacio.
Hoy, Camila está sintiendo necesidad y sed de Marc, una sed insaciable de verle, de fundirse una vez más en sus poros, de ser parte de su cuerpo; y aunque vivir en la frontera no es lo que necesita ahora, está consciente de que puede cruzarla si del otro lado le espera Marc, tendiéndole la mano.

lunes, 10 de noviembre de 2008

LO PIDES... LO CUMPLO...


Hace unos días me pediste que te hiciera un poema... acá lo tienes, es tuyo...

CIRCUNSTANCIA

Si dijera tu nombre,
tal vez terminarían los pecados,
las miserias del Sol se extinguirían,
la pena, no cayera en los ojos de los muertos.
Si dijeras mi nombre,
el invierno arrancaría las fronteras
se detendría el tráfico para apostarle a un crucigrama,
viajarían mis espectros cuando todo lo imagine.
No,
¿La verdad? No lo imagino,
creo que podría ver primero a un gato muriéndose de risa,
escuchar a los perros maullándole a la Luna (Que graciosa visión).
Pero si lo dices,
si pronuncias mi nombre en todas sus variantes:
Como en aquella en que estoy en la cocina bañada de sudor (calor insoportable)
o cuando mis impulsos hacen que le cante a la ducha como si me viera,
o en esas otras, en que todo tipo de sudores arrasan con mi género,
y el arco de mi espalda eleva sus modales,
y los gritos explotan mis arterias…
Si justamente ahí dices mi nombre,
podrás reconocer la estampa de mi esencia
viéndome morir en dos suspiros
ahogada con la voz en mi garganta.
Cuando digas mi nombre, si lo dices,
asegúrate en cerrar todas las puertas,
invadir cualquier nostalgia,
empeñarte el esqueleto
y vaciar la circunstancia de tu carne.
Aunque… si he de ser sincera,
¿La verdad?
No... no creo que lo digas.

Escrito por Gnóstica el 9/11/08 (11:00 p.m)

viernes, 7 de noviembre de 2008

SIN PALABRAS...


Hace varios días que no posteo nada – “mea culpa” – La verdad es que a veces entre la presión del trabajo y los “andares” llega un momento en que te sientas frente a tu Blog y te dices “¿Bueno, y ahora de qué hablo? ¿Qué tengo que decir?” y no es que tengamos que postear por obligación, pero hasta cierto punto me siento comprometida por mantener este pedazo de mundo al día, cuando pasan el tiempo y no escribo me siento con un trozo de ala muerta y es que en cierta medida llegas a sentir un compromiso con este pequeño espacio, al menos a mi me sucede así.
Hoy me siento con ganas de hablar, nada en particular y mucho en particular, pienso que los temas salen por sí solos y aquí me encuentro, con un tropel de letras que casi se teclean por sí solas.
Ando por estos días sintiendo la soledad a punta de diente, caigo en la cuenta de cosas que se han ido y me duelen las palabras. Hace unos días mi novia y yo rompimos después de varios años, en realidad fui yo quien lo determinó así, por asuntos varios, pero el fundamental fue la inhibición.
Es curioso, tengo tantos posts que hablan sobre eso, de parejas gays que tienen problemas en esta sociedad por el mismo asunto, la no auto-aceptación, y sin darme cuenta he venido posteando mi historia inconscientemente. Mi novia (o ex-novia) es una chica excelente, con una sensibilidad y nobleza absoluta, creo que eso fue lo primero que vi en ella, hemos vivido por varios años una relación medio adolescente pero que no dejaba de ser gratificante, solo que sus miedos fueron mellando un poco las pasiones. Sí, una vez más se pone de manifiesto que debemos ser enérgicos y firmes a la hora de querer una vida, en el momento de asumirnos como lo que somos y empezar por querernos a nosotros mismos, como dije en otros posts: Si no parte de nosotros la aceptación ¿Cómo podemos pretender que la sociedad nos acepte? Eso le pasa a mi novia (aún no me acostumbro a llamarla ex). Cuando nos sentamos a conversar y yo llegué a la decisión casi entró en shock, me reprochó, me recriminó pero lo entendí, generalmente el ser humano escapa pasando sus propias culpas a otros, pero lo cierto es que a pesar de haber luchado a capa y espada por esta relación, después de haber tenido innumerables charlas sobre este tema creo que finalmente llegué a mi límite, soy grande ya, ella también, no podemos estar viviendo una vida de pendejas cuando somos pareja, lo que se dice pareja, eso abarca muchas cosas más allá de 4, 5 o 6 horas en una cama desplegando de mil maneras los placeres, no, la vida en pareja implica también acompañarse, estar, vencer temores, enfrentar al mundo si es preciso pero vivir, y hacerlo con quien escogiste para ello. Fueron años de lucha, de terapia psicológica, de disgustos en muchos casos, pero el final siempre fue el mismo “Palabras” – Voy tratar, voy a cambiar, ten paciencia…. – llega un momento en que necesitas ver hechos, yo estoy en ese período ahora mismo, las palabras son fáciles de pronunciar pero los hechos, esos te demuestran cuanto están dispuestos a hacer y asumir por ti. Ya di hasta que pude sin recibir casi nada, ahora estoy en la etapa de recibir aunque sea algo.
Hoy estoy en la espera de vislumbrar cómo vendrán las cosas, hacia dónde apuntarán y aunque no sé si aún podamos tener alguna salvación (pienso que sí) solo tengo algo bien claro, las palabras hoy por hoy ya no me sirven.